Descubra los lugares secretos de Madrid a través de la pintura de Francisco de Goya. En el distrito Moncloa-Aravaca se encuentra la única ermita superviviente de las tres que hubo dedicadas a San Antonio de Padua. Un edificio neoclásico declarado Monumento Nacional que alberga todo su valor en el interior.

En 1798, año en el que acabó la construcción, Goya pintó la “La Adoración de la Trinidad” y, en la cúpula, representó  “El Milagro de San Antonio de Padua”. Como singularidad, para preservar sus pinturas, a principios del siglo XX se construyó una ermita gemela al lado destinada al culto, dejando el edificio original como museo y panteón del artista con la misma lápida que tuvo en el cementerio de Burdeos, donde falleció. 

En el Madrid de los Austrias se encuentra el Jardín del Príncipe de Anglona, uno de los pocos espacios nobiliarios del XVIII que se conserva y que se puede visitar a día de hoy. Este coqueto jardín de aproximadamente 500 metros cuadrados se construyó como una zona de recreo y aunque ha sido reformado en varias ocasiones, conserva su estructura original y estilo neoclásico, con toques hispano-árabes.

En el centro del jardín hay una pequeña fuente labrada en granito que capta toda la atención, ya que divide el espacio en cuatro cuadrantes y abre caminos de ladrillo dispuesto a sardinel (colocados en posición vertical). Uno de los rincones con encanto de Madrid situado en pleno centro que muchos todavía no saben que existe.

El museo Cerralbo es uno de los rincones de Madrid más desconocidos. Se trata de un palacio de estilo clasicista que los marqueses de Cerralbo concibieron desde el primer momento como casa y como museo, reuniendo numerosas obras de arte en sus viajes por España y Europa.

A través de las imponentes habitaciones y salones se exhiben más de 50.000 piezas entre pinturas, esculturas, cerámica, cristal, medallas, libros, monedas, armaduras y objetos arqueológicos, entre otros. Pero lo más espectacular es que en todas sus estancias se muestra la ambientación decorativa original, con elementos neobarrocos y rococós, que recrean el estilo de vida de una familia aristocrática de finales del siglo XIX. 

El Palacio de Liria, declarado Bien de Interés Cultural, es uno de los rincones de Madrid más espectaculares que puedes visitar. Se trata de una de las obras neoclásicas del siglo XVIII más imponentes de la capital, en la que han participado arquitectos como Ventura Rodríguez. Este edificio de planta rectangular también se conoce como el ‘hermano pequeño del Palacio Real’, siendo el domicilio particular más grande de Madrid con 200 estancias y 3.500 metros cuadrados.

Además de por su arquitectura, el Palacio de Liria es famoso por albergar tesoros artísticos, históricos y bibliográficos en una de las colecciones privadas más destacadas del mundo. A lo largo de sus múltiples salones se exhiben pinturas, esculturas, tapices, muebles, grabados, documentos y libros, además de un amplio conjunto de porcelanas y artes decorativas. Actualmente es la residencia habitual de los Duques de Alba y sede de la Fundación Casa de Alba.